domingo, 11 de marzo de 2007

Ellos


En algún momento
empezaron a venir.
No eran muchos
ni venían en tropilla.
Poco a poco
empecé a descubrir,
tras la máscara
de la seducción,
a la necesidad.
Entre las ropas
de los halagos,
en algún momento
me hicieron sentir
como un premio,
hasta que desentrañé
la inexistencia del torneo.
Fui una medalla
y me negué a serlo.
Fui un confite
y me escapé
de esas bocas.
Recién ahí
estuve lista
como mujer
para el amor.
Aprendí de los imbéciles
el valor
del oro y la fragancia,
los juegos incompletos
de la sensualidad.
Luego me ofrecí
a mis elegidos.
Alguno que otro
entendió el mensaje
y valió la pena.
El cuerpo ama
con el corazón
del cerebro.

lunes, 5 de marzo de 2007

Aquella luna


La luna
que te robaste del cine
bailaba
en tu mesita de luz
completamente
libre e imposible.
Libre
e imposible.
Pensaste en todo.
En todo
excepto en que,
cuando una idea
se escapa de sí misma,
del amor transitorio
por un cuerpo,
traiciona
indeleblemente
al conspirador.
Te traiciona
en la última piecita
donde ha terminado
por esconderse
de vos.