He olvidado tu caricia roja en la contienda zoológica, en el fragor secuencial de la rutina. He mirado mi piel gris para comprender que renuncié, en nombre de la verdad, a la fantasía.
Me zambullo en la oscuridad.
Pongo mi luz de mujer a disposición de los temporales.
Mi utopía biológica al servicio de una esperanza destemplada.
No vengo a imitar vivencias de Alejandra Pizarnik, Idea Vilariño, Marosa di Giorgio. Soy una de ellas. Todas estamos muertas.
Aletean alrededor mío mis pétalos petulantes.
Dejaré caer algunos aquí.
Para beneplácito y horror de los caminantes.
1 comentario:
Gracias por tu visita Carla.
Muy interesante lo que escribes.
Volveré.
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